Hago este newsletter desde hace más de dos años y medio. Lo cree con la idea de parar un poco con el vértigo de la imagen y ponerle palabras al desastre. Somos miles de personas alineadas a la idea de que a veces, muchas veces, la mayoría de ellas, es mejor leer que ver o escuchar. De hecho, creo que leer es hoy, tal vez, la acción más revolucionaria de todas.
Recién me crucé con una nota que marca algo parecido. El artículo sostiene que Fahrenheit 451, novela escrita por Ray Bradbury en 1953, podía ser de alguna forma una anticipación, una nostradameada, brujería o acierto de estos tiempos que corren. Si bien Fahrenheit fue redactado en plena Guerra Fría, en donde la quema de libros era algo muy común en los estados totalitarios, el autor decía que no hacía falta incendiarlos para que desaparezcan. Y la verdad es que un poquito bastante le pegó.
Bradbury aclaró muchas veces que sus escritos no describían a estados totalitarios clásicos, sino a una sociedad que voluntariamente había renunciado al pensamiento crítico, a hacerse preguntas y a esperar, de forma lenta pero precisa, buenas y nuevas respuestas.
Me impresiona cómo ese relato se acerca a este presente palpable y postapocalíptico en donde casi nadie frena a tratar de entender, sino más bien corremos detrás de supuestas verdades casi incomprobables, ¿pero a quién le importa, no? Bueno, a mí y asumo que a todos y todas ustedes.
En la Argentina, casi 2 de cada 10 chicos de tercer grado no entiende lo que lee y no es la falta de herramientas el problema. De hecho, la cantidad de información pareciera convertirse en una dificultad en sí misma. El 95% de los y las jóvenes en Argentina tienen acceso a internet a través de sus celulares, pero cada vez son menos capaces de interpretar bien un texto. Está clarísimo: tener toda la información no significa entenderla. Y si encima es muchísima, prestar atención es más y más dificultoso.
El escroleo constante, el sobreestímulo, la poca retención de datos y el camino cortísimo para desarrollar ideas harán de nuestro cerebro algo bastante más bobo de lo que viene siendo. Por ejemplo, ya hay estudios que comprueban que la actividad cognitiva cuando utilizamos IA se deteriora mucho muy rápido.
El tema es que la IA no solo resuelve tareas, entrena nuestra cabeza para evitarlas. Si dejamos de ejercitar los procesos que convierten una idea en pensamiento o reflexión, después reconstruir esos caminos es casi imposible. La fiaca mental es una trampa.
Pero no todo es oscuridad; en los últimos años, plataformas como TikTok impulsaron un fenómeno inesperado: BookTok, una comunidad global donde adolescentes recomiendan libros que después la rompen en ventas. Si bien no hay aún datos globales sobre el nivel de lectura de los y las jóvenes, es claro que encontraron en las redes un acceso directo y menos protocolar. Aunque leen menos libros tradicionales, la generación Z no dejó de leer; al parecer, sólo cambió los formatos.
Ray Bradbury decía que no hace falta quemar libros para destruir una cultura, que solo hace falta que la gente deje de leerlos. Por suerte, siempre que hay hegemonía hay resistencia y menos mal que nada es tan lineal. Si bien nos dirigimos hacia una humanidad que piensa cada vez menos de forma crítica, existen detractores que buscan, como vos y como yo, un poquito de silencio.
Leer lleva tiempo, calma y quietud. Tres cosas que urgen en estas épocas. Veremos si las nuevas generaciones nos ayudan a encontrarle la vuelta.
Que tengan buen domingo.
Detrás de cada texto hay tiempo, amor y trabajo:
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Excelente! Aunque es complejo el tema por el sobre estímulo de hoy en día, la falta de recursos para acceder a los textos de las diversas materias en las escuelas públicas, el tiempo que usamos para generar ingresos y también, la falta de ocio que no nos tomamos porque hay que ser productivos (porque tomarse ese tiempo en la actualidad parece ser inmoral 🤦🏽♀️)... Pienso que en el último párrafo que escribís, está el secreto... Pero para que eso suceda tendremos que trabajar de manera colectiva 💪🏽...
Ponerle palabras al desastre🖤que linda palabra fiaca,que dañina puede ser.
Gracias siempre!!!!
Amor desde Berlin