Esto le dijo Espert a Florencia Kirchner y lo contó en la Cumbre de comunicación política en la UCA después de la condena de Cristina.
A Espert lo abuchearon en la charla y se viralizó el corte en las redes. No hubo mucha más repercusión que esa. El tema es que si pensamos en el peso semántico, social, político y hasta económico que tiene la palabra put4, podemos, aunque sea, reflexionar al respecto y hacer un parate: ¿Por qué LLA le dice put4 a Cristina?
Si hay algo que se debatió en esta última década, fue el significado y las problemáticas detrás de esa palabra mágica que utilizan para desprestigiar al género femenino. Pero, ¿qué decimos cuando decimos put4?
Según un informe de UNESCO sobre violencia digital, el 76% de los ataques en redes hacia mujeres políticas en América Latina contienen referencias sexuales degradantes. “Put4” y “trol4” son las más comunes.
Espert, con su frase, insulta a Cristina a través de su hija. El mecanismo es doblemente patriarcal: primero, porque ubica a la madre como prostitut4, y segundo, porque ubica a la hija como inevitablemente rota por su origen de hija de una prostitut4. Esa lógica está emparentada con el estigma de la herencia, donde la “suciedad moral” de la madre contamina a sus descendientes. Justamente muy usada en regímenes autoritarios, lo cual no es garantía de nada, ya que todas las personas de este mundo utilizan esta palabra como insulto.
Si bien es cierto que hubo y hay movimientos de reapropiación de la palabra y activistas que lo argumentan, como Virginie Despentes, Georgina Orellano o María Riot, no parece haber permeado mucho en esta sociedad que se resiste con todas sus fuerzas a modificar sus estructuras más arcaicas.
A lo largo del siglo XX, casi todas las mujeres poderosas fueron acusadas de “put4s” para deslegitimar su autoridad. Evita fue tratada así por la elite conservadora, Hillary Clinton por sectores ultraconservadores en EE.UU., Dilma Rousseff en Brasil, y así puedo seguir. Obvio que los comentarios sexuales violentos aumentan a medida que aumenta la visibilidad de estas mujeres poderosas.
Desde hace décadas, a Cristina se la insulta más por ser mujer que por sus políticas. Un estudio de la Universidad Nacional de Quilmes sobre discursos de odio encontró que el 60% de los insultos a su figura tenían carga sexual. O sea, a Cristina le dicen más put4 que corrupta.
Vale aclarar lo obvio: a ningún varón condenado en la política argentina se lo descalifica desde el plano sexual. Ni a Menem, ni a Macri, ni a Boudou. Con Milei podemos hacer una excepción, ya que el término incel está bastante vinculado a la sexualidad. Para ser más exacta, desvinculado, ya que si sos incel, se supone que no tenés relaciones sexuales.
“La put4 no es la que vende sexo. La put4 es la que desobedece. […] Si no soy virgen, soy put4. Si hablo fuerte, soy put4. Si no me someto, soy put4”, Virgin Despentes dice esto en Teoría King Kong.
El gran problema de este significado y su poca adhesión positiva (después charlamos sobre si eso es mejor o peor o da igual) es que este insulto no sólo lo usan y abusan los varones, sino millones de mujeres también. Después del debate profundo del porqué se le dice put4 a una mujer para desprestigiarla, viene, al parecer, una era de repeticiones inocuas a estos debates dados: ya a nadie le importa que este insulto sea machista.
Ahora la pregunta es, ¿ya a nadie le importa el machismo? Vivimos en una época en donde desde los medios y las redes, se aportó tanta información al respecto que saturó. Hoy nadie quiere hablar de lo que ya se habló mucho y todo lo que damos por obvio se desdibuja.
Cristina Fernández fue y es la mujer más poderosa de la política argentina hoy y fue y es la mujer más vapuleada, discriminada y sexualizada. Nada de eso alcanza para decirse a sí misma feminista; de hecho, la expresidenta, cada vez que puede, se separa de los pañuelos verdes. Católica, sobreviviente de un magnicidio y buena lectora de los tiempos que corren, Cristina parece pensar que hoy ser feminista resta más de lo que suma.
Ahora habría que pensar un poquitito por qué. Pero eso lo dejo para otro nlp.
Que tengan un lindo domingo.
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Buenos días, qué "marnes" más paja que un lunes convencional... Por dio, obliguemos el jomeoffice... Ahora sí. Luego del descargo innecesario, qué interesante plantear que "hoy ser feminista resta más de lo que suma". Estoy absolutamente de acuerdo que es lo que hoy (más que siempre) prima... No se utilizan ciertas palabras para que la gente no levante sus defensas cual muro impenetrable, es una garcha, pero es ¿adaptación?, decir lo mismo, lo que venimos diciendo hace un tiempo, pero con palabras más "amables", "tibias"? a veces me siento una tibia total, pero pienso que puede ser una forma que cierto discurso siga ahí pululando, de alguna manera, hasta que esta marea de machismo asqueroso que piensa que "volvió al poder" se vaya diluyendo (porque no resisten medio gramo de lógica)... sin embargo es una batalla diaria... cansa y me imagino a vos que sos comunicadora!!! Mucho más complejo y valiente de tu parte!
Por otro lado y luego de leer todo tu escrito, solo me resta pensar que evidentemente necesitamos "Más put4s al poder", dame una remera o dame 10 diría Homero....... Abrazo Pau y buena semana!
Me hacés guglear, Paulita, no conozco todos los colectivos de activistas que citaste. Gracias abrís.