Hasta mis seis años, viví en España. Mi mamá decidió viajar a Europa conmigo muy chiquita, para buscar otros rumbos, y fue así que anduvimos un poco por muchos lados: París, Madrid, Barcelona, Ampuria Brava. El nombre del viejo continente le queda perfecto porque algo que mi madre repite siempre es que en Europa no hay bebés.
De hecho, bastante loca la volvían conmigo en la calle. Nos frenaban para decirle la bonita hija que tenía, pero en realidad mamá sabía que lo que llamaba la atención no eran mis rulitos, sino más bien mi corta longevidad. Latinoamérica fue durante décadas una región con altísimas tasas de natalidad, por razones culturales, económicas y sociales. Pero eso también está cambiando.
Hace ya diez años que la natalidad en nuestro país baja y a mí se me ríen los cojones con todo lo que leo, escucho y piensan muchos varones con respecto a esta situación “problemática”. Le pongo comillas porque depende mucho desde dónde entres a la idea. Si lo pensamos como conflicto de productividad porque van a haber muchos más viejos y viejas que jóvenes, estamos al horno y bien merecido lo tenemos. Pero si lo pensamos desde un plan revolucionario de las feministas para terminar con la humanidad que nos oprime hace siglos, me parece simplemente brillante.
Este tema fascina porque tiene múltiples aristas y todas me hacen sentir poderosa, la verdad. La semana pasada hice un reel para Filo al respecto que pasó el millón de reproducciones, pero un minuto y medio es muy poco para poder explicar por qué no nacen más pibes en esta tierra. En el video llegué a decir que mucho de esto tiene que ver con las pocas (nulas) posibilidades que tenemos las mujeres con hijos de ascender en nuestras carreras profesionales, que la crisis climática, que para qué si no podemos mantenernos a nosotras mismas, que la presión social y el capitalismo fatal, pero me faltaron algunas más que son también claves y de las cuales me gustaría desarrollar un poquito.
En nuestro país (el único dato disponible es de la Provincia de Buenos Aires, ya que en el resto no se mide, aunque se estima que es peor), 7 de cada 10 hogares monoparentales no reciben la cuota alimentaria. O sea, 7 de cada 10 padres separados no se hacen cargo de la decisión que tomaron. Este dato, que parece parodia pero es realidad palpable, es uno de los tantos factores por los cuales las mujeres se cansaron de cumplir con el rol antiquísimo de ser las incubadoras de la humanidad.
A su vez, por crisis económicas, sociales, guerras y avances tecnológicos, también nos insertamos en el mercado laboral, lo cual hace a esta ecuación más compleja aún. La famosa brecha salarial que niega el presidente Milei, pero que está comprobada científicamente, es otra de las respuestas: las mujeres ganamos menos porque aún nos ocupamos de la crianza.
De hecho, el mundo del trabajo también nos usa para limpiar, ya que la segunda actividad más frecuente entre mujeres en Argentina es el trabajo doméstico. El 80% de quienes lo hacen no tienen aportes ni obra social porque sus empleadorxs deciden no hacerlo.
Y como último, pero no menos importante, así que voy a volver a usar los dos puntos: las jubilaciones. Esto, además, viene muy enganchado del tema anterior. El 90% de las mujeres que accedieron a la jubilación en Argentina lo hicieron a través de moratorias.
Hay una deuda enormísima y estructural respecto a estas desigualdades que quedan expuestas cuando una mujer necesita aportes y no los tiene porque nunca el sistema reconoció su labor. Pareciera que las mujeres se cansaron de parir gratis y en contextos de discriminación.
Durante décadas, el sistema previsional reconoció de forma indirecta el trabajo doméstico y de cuidado a través de moratorias pagas (mucha gente cree que son gratuitas). Esa fue la forma que encontró el Estado de admitir, en los hechos, que las mujeres no podían cotizar como los varones porque ellas se ocupan de criar, limpiar y cuidar: las bases fundamentales. Eso en Argentina ya no es una posibilidad.
Los sectores conservadores utilizan estos temas para sus campañas políticas y la bajada es clara: que la mujer vuelva a su rol tradicional. Muy funcional, como podemos ver, a este sistema desigual.
Que tengan un lindo domingo.
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No volveremos. "Nunca fui lo que querían de mi y no me importa" Lali. Aun así, me da mucha pena aquellas mujeres que sí tienen el deseo de ser mamá y las condiciones generales de este país no acompañan 😪
Que tristeza ... Que difícil ser mujer en este mundo tan cruel 😔